Amparo Bravo Malo es especialista en Medicina Familiar y Comunitaria del HLA Hospital Universitario Moncloa. A lo largo de su trayectoria se ha especializado en instituciones nacionales e internacionales, ofreciendo a sus pacientes una atención personalizada y humanizada como valor diferencial.

¿Por qué es tan importante que tengamos un médico de familia de cabecera?

“El primer contacto con un profesional de la salud puede generar un poco de nerviosismo, incluso temor. El médico de familia puede tranquilizar, orientar, solicitar pruebas o derivar a especialistas. En principio, es el que mejor conoce al paciente y puede realizar un seguimiento personal. Hay varios estudios publicados que hacen referencia a la longitudinalidad y a la continuidad asistencial que, realizados por el mismo médico de familia, es un factor protector de la salud aumentando la esperanza de vida de los pacientes”. 

La Medicina de Familia es la puerta de entrada al sistema de salud. En su consulta de HLA Moncloa ¿cuáles son las claves en el trato con el paciente?

“El trato con el paciente es lo más importante para crear ese clima de confianza y respeto que es obligado en la relación médico-paciente. En la primera consulta es cuando el paciente se tiene que sentir escuchado, comprendido y bien atendido. La empatía, el mirar a los ojos, mostrarse receptivo y sincero son fundamentales para ello».

Para la buena evolución de un caso clínico ¿qué importancia tiene que el paciente entienda su diagnóstico y sea constante con el tratamiento?

“Es importante que el paciente conozca el diagnóstico de su enfermedad, la evolución y el pronóstico para que su adherencia al tratamiento sea la correcta. Es necesario hacerle partícipe de todo el proceso y llegar a un acuerdo de seguimiento. Si el médico compromete al paciente en su curación, la solución será más rápida. La confianza en su médico es muy importante”.

¿Por qué es tan importante tener una visión global de la salud del paciente?

“Es indispensable para integrar los tratamientos, valorar las posibles interacciones medicamentosas y resaltar la importancia de cada patología”

Siempre se ha dicho que “más vale prevenir, que curar”. Los avances técnicos y tecnológicos, como la incorporación de la IA en el ámbito sanitario ¿aportan valor también en la Medicina de Familia?

“La inteligencia artificial ha venido para quedarse y se está utilizando para mejorar y facilitar los informes médicos, ensayos clínicos, extracción de datos para estudios. Informar radiografías de tórax, obtención de mejores diagnósticos y decisiones de tratamiento”.

Usted es máster en terapia centrada en la persona (Gestalt y Rogers) ¿esta subespecialidad aporta valor a su consulta de Medicina de Familia?

“La terapia centrada en la persona está basada en la escucha activa. En cualquier consulta médica el paciente es lo primero que busca, ser escuchado, darle su tiempo, dejarle hablar sin interrupciones, sin juzgar, con un lenguaje corporal abierto, mirando a los ojos sin escribir en el ordenador en esos momentos, con preguntas abiertas, con frases como ¿en qué puedo ayudarle? También es importante darle soluciones sencillas, pactadas, en un lenguaje que puedan entender. Y que se sienta acompañado en todo su proceso, a lo largo de toda su enfermedad”.

¿Qué le gustaría trasmitir a sus pacientes mayores?

“Lo más importante del envejecimiento es que la persona no sienta que ha terminado su vida y que sólo le queda esperar a la muerte. En esta etapa de la vida hay que saber acompañar en el duelo, en la soledad no deseada, etc… Se pierde a la pareja, a los amigos, se fueron los hijos. Hay que aprender a aceptar, a dejar ir.

Pero hay que saber ilusionar a los pacientes. Si estamos vivos es porque tenemos algo que dar, algo que aportar.

Lo mejor es estar enamorado, enamorado de la vida, tener ilusión, ganas de crecer, de aprender, de ser útil, de servir a los demás. Tener un propósito.

Un buen ejemplo lo encontramos en la isla de Okinawa, aldea Ogimi (Japón), objeto de muchos estudios porque allí se concentra el mayor número de personas centenarias, y se ha visto la importancia de 7 factores:

1. Tener un propósito, autodesarrollo, no compararse, florecer a su propio ritmo como los árboles.  Siempre se puede encontrar un sentido a cada etapa de la vida, sirviendo a los demás.

2. Alimentación saludable, llena de colores, rica en vegetales, frutas, cereales, pescado, alimentos frescos, baja en grasas y ultra procesados.

3. Ejercicio físico, caminatas, montar en bicicleta, cultivar el huerto, cuidar a los animales… Son personas que siguen trabajando, ayudando en la cocina, con los niños.

3. Meditación, paz interior, bajar el estrés, autodescubrimiento. Cada día es una oportunidad para ser un poco mejor que ayer.

4. Contacto con la naturaleza, pasear por bosques, a la orilla del mar, donde haya verde, parques.

7. Somos seres sociales y estos ancianos se relacionan con los demás, tienen reuniones comunitarias, con su familia, amigos. Se les ve muy felices, les encanta cantar, bailar y sobre todo reír.

Como médico de familia, hay que escucharles y darles herramientas para el día a día que puede y debe ser maravilloso.


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